El flamante y merecido Premio Nobel de Literatura 2010, Mario Vargas Llosa, es también, como otros muchos personajes conocidos, antiguo alumno de un Colegio “La Salle”, en este caso de la ciudad peruana de Cochabamba.
Mario Vargas Llosa nació el 28 de marzo de 1936 en Arequipa (Perú). Hijo único, sus padres se acababan de separar en el momento de su nacimiento. Su infancia transcurrió al lado de la familia materna. Cuando apenas tenía un año llegó con su madre a Cochabamba, donde su abuelo fue enviado como cónsul. Allí estudió en el Colegio “La Salle”, donde elaboró su primer balbuceo literario con sólo ocho años («Carta al Niño Dios») y vivió en esta ciudad hasta 1945, cuando su familia volvió a Perú.
Sobre sus recuerdos de Cochabamba, Vargas Llosa escribió un texto titulado “Extemporáneos: Semilla de los sueños” (publicado en la revista Letras Libres). De ese artículo extraemos algunos fragmentos, donde además de su nostalgia por sus vivencias en este valle, el Premio Nobel de Literatura habla sobre “la forma casi natural en que empezó tanto su afición a la lectura como su necesidad de enriquecer su vida diaria con la creación de ficciones, impulso que ha regido desde entonces todo su itinerario intelectual”.
“La casa de la calle Ladislao Cabrera, en Cochabamba, donde viví mis primeros años, tenía tres patios. Era de un solo piso y muy grande, por lo menos en mis recuerdos de esa edad, inocente y feliz. Lo que es para muchos un estereotipo —el paraíso de la infancia— fue para mí una realidad, aunque, sin duda, embellecida desde entonces por la distancia y la nostalgia”.
“Nuestro profesor, el Hermano Justiniano, nos hacía cantar las letras, uno por uno, y luego, cogidos de las manos, en rondas, deletrear, identificar las sílabas en cada palabra, reproducirlas y memorizarlas”.
Hay una foto, que aparece junto a este noticia, en la que el autor de “La ciudad y los perros” posa junto a sus compañeros de curso, allá por el año de 1945. Uno de esos niños bolivianos que lo acompañan es Carlos Brockmann quien recuerda: “el Llosita le decíamos. No me voy a olvidar de eso y tampoco de sus dos dientes delanteros salidos”, dice aunque admite que es poco lo que recuerda de él. Entre la bruma del tiempo, evoca a un niño que como estudiante era igual al resto, que no descollaba y tampoco confraternizaba mucho con sus compañeros.
Otro compañero de colegio, Alfredo Zegarra, recuerda al autor de “La fiesta del Chivo”, “él estaba dos cursos más que yo. Creo que saltó uno porque desde muchacho era muy inteligente. Aunque recuerdo también que era un tanto caprichosito”, contó Zegarra, un empresario minero de 74 años que vive en La Paz. Al pensar en el Nobel otorgado a Vargas Llosa, Brockman cae en cuenta que en su promoción hubo “gente de muy alto nivel” y cita al reconocido poeta Edmundo Camargo; a Fernando Antezana quien fue vicepresidente de la Organización Mundial de la Salud y a sí mismo como el único extranjero premiado por la NASA, en 1975, por su trabajo relacionado con la comunicación satelital.
(Tomado de www.lostiempos.com)
Nos alegramos con esta noticia que nos hace sentirnos orgullos a todos los que somos antiguos alumnos lasalianos.