D.E.P. PEDRO BERMEJO
Por Jorge García (AA)
En plena crisis del coronavirus, pudiera parecer que la muerte es solo una estadística. Salvo que se trate de una persona famosa o de alguien con quien hemos tenido relación, a veces nos olvidamos que esas personas tienen rostro, nombre y apellidos. Hago esta reflexión tras enterarme de la muerte del que fue mi profesor de Educación Física en el Colegio: Pedro Bermejo.
Pedro me dio clase durante cuatro años, los cursos que van de octavo de E.G.B. a tercero de B.U.P., entre 1991 y 1995, sus primeros años en el Lourdes –luego estuvo nueve más-. Profesor peculiar donde los haya, amaba su profesión. Con formación castrense, su jerga es imposible de olvidar. Expresiones del tipo «¡a la carrera!», «¡quítese la guerrera!», «¡le sobran seis kilos de ropa!», o «corre como un pato», forman parte de mis recuerdos colegiales. Nos trataba de usted, siempre con voz enérgica, como el militar que adiestra a la tropa.
Fueron los primeros años que se dio gimnasia en el polideportivo. Recuerdo perfectamente cómo estructuraba el curso: primera evaluación, carrera de fondo; segunda, carrera de velocidad; tercera, aparatos; y cuarta, trabajo con balones medicinales. El último día de cada una de ellas dejaba “deporte libre” y jugábamos aquellos partidos de fútbol sala de quince contra quince.
Debido a mi destreza en carreras de fondo –modestia aparte-, me llamaba cariñosamente ‘Supergarcía’, apelativo que con toda justicia decidió quitarme el día que, no sé a cuento de qué, me entró una cabezonada y me negué a saltar el plinto. Inolvidables las carreras en el patio del jardín: salíamos del polideportivo, subíamos hasta la capilla, bajamos por el lado del teatro y después de bordear el río por los jardines volvíamos a entrar. Tantas vueltas como fueran necesarias hasta completar algo parecido al test de Cooper.
Cuando dejé el colegio, siempre que nos encontrábamos me preguntaba qué tal me iba la vida con su habitual sentido del humor. «¿Dónde está dando ahora el coñazo García?», solía decirme. Muy buena persona, guardo un gran recuerdo de él, su muerte no me es indiferente.
Desde aquí quiero mandar una oración y el pésame a su familia. Un abrazo y D.E.P. Pedro Bermejo.