Reunión 30º aniversario

ACCIÓN DE GRACIAS

Todos los que un día cruzamos el umbral de la puerta del patio, tenemos la sensación, al volver a cruzarlo otra vez, de rebobinar en el tiempo mientras los recuerdos y las sensaciones brotan sin quererlo.

Traigo aquí hoy, los recuerdos y el cariño por los Hnos, por los Hermanos Baberos y los maestros, porque somos lo que ellos moldearon. Versos libres que dan valor a su paciencia y dedicación.

La palabra Maestro, hoy en desuso, pero hermosa y definitiva.

En estos tiempos en que una pretendida sociedad laica choca con los colegios y escuelas de sentimiento católico, nos estamos quedando en lo superficial, en las etiquetas, en los símbolos, perdiendo de vista la profunda necesidad de educar y formar a nuestros hijos y a las generaciones que harán la sociedad del mañana.

Es en esa encrucijada donde el Colegio permanece fiel a su estilo y a sus principios.

El colegio promulga unos valores, no sólo religiosos, sino, sobre todo humanos.

Culto al esfuerzo y al trabajo. Disciplina, responsabilidad y respeto a los mayores y a los compañeros. El ahorro, que los Hnos saben mucho de ahorrar, y la verdad como principio de todo.

Todos valores imprescindibles para llegar a ser personas íntegras en una sociedad en parte superficial y fatua, acomodada en la cultura del bienestar, donde el fracaso escolar es sinónimo de un pretendido progreso.

El colegio Lourdes mantiene firme el pulso ante el abandono o el olvido de esos valores, por eso, Gracias!!

Todos los que por aquí pasamos, por encima de ideologías o creencias, mantenemos los valores que los Hnos nos enseñaron.

Viene hoy aquí aquel niño que fui y que, bien entrado en los cuarenta, fluye de mis recuerdos para agradecer a los Hermanos y maestros el esfuerzo y la dedicación, incluso la disciplina que me enseñaron.

Todos los que hemos pasado por el Colegio tras la apariencia que te dan los años, guardamos un profundo sentimiento de gratitud con los Hermanos. Guardamos un niño que nos recuerda de vez en cuando que por la vida hay que transitar con decisión pero con respeto y con agradecimiento a quienes nos han enseñado.

Ese niño, esos niños, vuelven aquí hoy, treinta años después.

Han cambiado. Se han metido de lleno en la vorágine de la vida y su día a día, pero saben que en el Lourdes, ahora que volvemos treinta años después, siempre hay un rincón que guarda nuestro más preciado recuerdo, la INFANCIA y la formación que nos dieron. Lo que fuimos y lo que somos.

Por eso, gracias!!!!